*Gina Halliwell*, la Niña TodoMePasa dice...
*Gina Halliwell*, La Niña TodoMePasa, aprendiz de la Escuela de Escritores de México... ¿Te atreves a seguirme al infierno?
domingo, abril 29, 2007
EL CUBO DE ALICIA
Jéssica de la Portilla Montaño.

Hasta ahí, todo había sido un error...

Y todo lo que siguiera, también tendría que serlo.

Alicia despertó justo en medio de el País de las Maravillas. El estéreo llevaba horas obsesionado con el mismo disco compacto.

Mónica abrió los ojos. Frente a ella, una espalda desnuda. Las sábanas apenas si cubrían esos pies masculinos que durante la noche se entrelazaron a sus rodillas ásperas, a sus muslos blancos y también a sus caderas de mujer soltera...

Varias notas musicales pasaron en fila india, flotando tras una clave de sol que encabezaba un pentagrama invisible. Entonces Mónica reconoció el tema:

Ésa era nuestra canción.

Mónica dejó de hablar de “nosotros” luego de que su prometido huyera a otra dimensión.

No.

No prometieron casarse.

Pero sí prometieron amarse hasta que el hastío los separara...

¿El nombre de él? Ya no importa.

Nunca importó.

Mónica miró las cuatro paredes que la envolvían. Eran negras con manchas de crayón de cera.

Cada capa de pigmento es un cubo que contiene a otro cubo que contiene a otro. Cada cubo es una habitación.

Mónica despertó dentro de un cubo donde, horas antes, dos cuerpos se exploraban, embriagados de lúbrica curiosidad.

Pinches viejas. Todas creen que uno tiene la obligación de dirigirles la palabra al día siguiente...

El estéreo entró en un loop.

Mónica estaba en la habitación de Alicia.

No, no, no. Alicia despertó hace rato en el País de las Maravillas...

¿O también soñó eso?

Las noches son más largas cuando comienzan a las seis de la mañana. Todos sabemos eso: bajas del automóvil, abres la puerta de tu casa, le indicas a tu amigo o amiga de turno dónde está la barra de licores.

-Cerveza está bien. Gracias.

En algún momento, Mónica y el otro se encontraron. Luego compartieron varios metros cúbicos de indiferencia y de silencio premeditado.

Tenía que ser un error.

La canción comenzó de nuevo. Ningún recuerdo atosigó a Mónica en esta ocasión.

La misma pieza con un nuevo compañero de baile...

Mónica miró la espalda desnuda que seguía frente a ella. Pecas en los hombros, lunares, músculos marcados. Definitivamente, Mónica estaba en la habitación de Alicia. ¿Qué pasaría cuando el conejo blanco la trajese de regreso?

Mónica aventó la sábana al piso. Los pies masculinos se movieron, Mónica acercó sus rodillas a las piernas del chico, abrazó su cintura y con cuidado deslizó una mano.

La habitación era un cubo que aprisionaba a un hombre y a una mujer apenas cubiertos por una capa de Sol.

A fin de cuentas, todos los cubos terminan por desaparecer.

Las uñas de Mónica comenzaron a arrancar la piel de su nuevo amante: venas, besos caducos y promesas carcomidas salieron volando por el aire.

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Debrayado*Gina Halliwell* @ 4/29/2007 09:25:00 a.m.  
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Nombre: *Gina Halliwell*
Ubicacion: Distrito Federal, Mexico
Acerca De..: Jéssica de la Portilla Montaño aka *Gina Halliwell*, México D.F., Sociedad General de Escritores de México SOGEM. Obra protegida por la Ley Federal de Derecho de Autor. Se permite la reproducción de estos textos exclusivamente por medios electrónicos sin fines de lucro, siempre y cuando se incluya mi crédito como autora única y un hipervínculo a mi weblog. ginahalliwell@hotmail.com
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